martes, mayo 31, 2005

Si ella lo dice

Alguien por ahí ha dicho que soy muy feo y que con mi foto espanto a los posibles lectores de este blog. Pues bien, sepan que mi dueña me dice que soy hermoso por lo menos ciento cuatro veces por día.

Odisea del nombre II

La primera vez que los vi ya estaban juntos. Fue él quién me llevó envuelto en una remera rota a esa sala blanca inmaculada. Yo manchaba todo, me pusieran donde me pusieran. Dejaba una mancha oleosa en el piso. Y sangre. No era muy agradable que digamos. Ella me miraba con sus ojos enormes y me acariciaba la cabecita (que era lo único que me podían tocar sin asco).
¿Quién iba saber lo que me esperaba allí?
Yo pensaba, estos están locos, ¡me están sacando a pasear!¡ No les basta con que sea un freak en el porche de su casa, ahora quieren que me vea todo el barrio! Pero no, el objetivo era esa misma salita blanca y ¡chan! una aguja enorme y poco amigable ¡ouch! se clava en mi pobre carnecita.
Lo último que recuerdo fue la voz de ella diciéndome que yo era kreitton, es decir, el más valiente de todos. Está loca, me dije. Y me juré, antes de caer dormido por la anestecia, que si salía de ésa, jamás dejaría que me llamaran por ese nombre ridículo.

sábado, mayo 28, 2005

¿Kreitton?

Mi dueña quería ponerme un nombre ridículo. Una palabra en griego. Significaba "el más valiente".
Pero, ¿para qué? Si con sólo verme todos se daban cuenta.
Y, además, para qué meter a los griegos en todo esto...
¿Qué tengo yo de griego?
Si por lo menos hubiera elegido un nombre en chino.
Pero no.
Esta ignorante ni siquiera pronuncia bien "Beijing".

viernes, mayo 20, 2005

La miro
la miro
la miro
la miro

Y nada.

Me lamo mis partes pudendas y ahí sí.
Ahí esta preguntándome que qué me anda pasando...

domingo, mayo 15, 2005

Domingos

Domingo por la tarde.
Los días de lluvia me ponen triste. Y más si a mi dueña se le da por escuchar esa música de flautas y oboes.
Aquí la casa parece dormida. Hasta las seis de la tarde el living es todo mío. Mío el sillón, mía la hamaca, mío el almohadón, mía la tortuga de trapo. Quien inventó la frase "vida de perros" debió haberlo pensado mejor.
Desde mi lecho -léase sillón con almohadones de pluma mulliditos- veo a mi dueña afanándose en las lecturas para mañana, lunes. Ultimamente me gruñe bastante. En estos casos, mejor cerrar los ojos y hacerse el dormido.

P.D: Hoy comieron canelones de verdura. Ni una migaja. Tristeza nao tem fim...

sábado, mayo 14, 2005

Un poco de historia

Un poco de historia nunca viene mal. Porque aquí en esta casa nadie sabe nada, sólo saben hacer conjeturas.
Por ejemplo, ¿por qué aparecí en el alero de los Rossi, sucio de brea, lastimado en carne viva y un ojo colgando?
¿Por qué?
¿De dónde vine? ¿Tenía un hogar antes de llegar aquí? ¿Qué día nací? ¿Siempre estuve en la calle? ¿Quién era mi madre?
Los humanos son muy graciosos y los Rossi no se andan con chiquitas. Son tremendamente curiosos y no paran de hacer todo tipo de conjeturas sobre mi origen. Yo los miro y me lamo la nariz para no reirme pero a veces no puedo evitarlo. Cuando las comisuras de mi boca se me curvan viene mi dueña y me estampa uno de esos besos que a su novio lo volverían loco. ¡Miren!, exclama, ¡Pancho se está riendo! Y, por supuesto, el resto de los Rossi la miran como si se hubiera vuelto loca.
Pero no, yo me río mucho. De verdad.
Ahora vayamos al meollo del asunto.
Aparecí en el alero de los Rossi una tarde muy calurosa de Diciembre. Si mal no recuerdo fue exactamente un 8 de Diciembre, día de la Virgen o algo así. Un día cualquiera para mí pero no para muchos de ustedes que andan armando arbolitos de Navidad y esas cosas.
El alero era increíble, un paraíso. Hacía días que venía cansado, mugriento, había pasado por calles donde habían estado asfaltando y tenía los pies empastados en una masa negra, horrible. Tenía sed y calor. Estaba literalmente en el infierno. Y de pronto, entre tantas verjas cerradas con jardines increíbles, encontré una rejita bajita abierta de par en par.
Parecía un espejismo.
Porque díganme, ustedes, en esta ciudad ¿quién corno deja las verjas abiertas? Pero los Rossi son así. Hacen todas las cosas al revés y esta verja estaba abierta de par en par. Y me metí, claro.
No tardó mucho en abrirse la puerta y salir un chico con un poco de agua. Eso no me sorprendió: la gentileza de este barrio es sorprendente. Nunca me dieron tanto de comer como en esos días donde estuve deambulando por las calles de Olivos. Nunca. Tanto comí que después los Rossi me tuvieron que poner a dieta (orden del veterinario Gustavo, dicen).
Pero volvamos al asunto: el alero era una maravilla. Pastito fresco, un pino que daba sombra y el olor de una hembra collie, una princesa que los Rossi guardaban celosamente tras la ventana de su living y que me miraba con unos ojos marrones muy profundos. Luego no tardé en saber que esa preciosura se llamaba Malena y que, claro está, era la "reina" de la casa.
Pero, en ese momento, poco podía interesarme esta collie: yo estaba en la antesala de la muerte y el alero parecía ser el lugar privilegiado para dejar de existir.
Porque, claro, ustedes no deben entender nada de nada.
Y es que nosotros somos así: vuelteros.
Ya terminaré de contar esta historia.

viernes, mayo 13, 2005

Entendimiento

Yo viví muchas vidas.
Yo fui Emperador y Mendigo.

Ayer entendí por qué no entiendo a los humanos.
Tienen demasiadas expresiones. Trato de imitarlos pero es casi imposible. Y digo casi porque a veces me sale bastante bien. Pero mi boca no siempre responde. Mi boca es dura y mi lengua sólo sirve para lamer la mano del amo. Por eso los gruñidos. Todos creen que soy muy simpático pero por dentro mío sólo hay revoluciones. Nunca seré como ellos. Me suben a una silla, me dan besos, me llenan de caricias, tengo mi plato lleno y un nombre.
Un nombre que "paradójicamente" pude elegir yo.
Ya les contaré.

jueves, mayo 12, 2005

Sentido de olfato

Aún no me he presentado.
En el mundo de ustedes eso está muy mal. Yo lo sé porque cada vez que alguien toca el timbre lo primero que le preguntan es el nombre. Para los humanos el nombre es fundamental pero eso a nosotros suele importarnos muy poco porque simplemente nos damos cuenta de las cosas con la nariz. Mi dueña, por ejemplo, es inconfundible por su olor a mandarinas aunque a veces se siente mitigado a causa del smog y la contaminación de esta ciudad. Si está triste puede derivar en un leve aroma a limón pero si está alegre el perfume explota en un torbellino de pan y azúcar con un leve toque a dulce de leche.

De todas maneras, a mí la naturaleza (¿la naturaleza o debería decir ustedes?) no me hizo muy agraciado en este sentido. Tengo la nariz tan chata que hasta puedo lamérmela con la lengua, cosa que a mis dueños les causa una profunda hilaridad cada vez que lo hago. A veces lo hago tan sólo para escuchar los comentarios que hacen al respecto.

No me he presentado, les decía y no creo que quiera hacerlo. Esperaré a que ustedes puedan, o bien, aprendan a "olerme" y reconocerme en estas palabras.
Usen la nariz.
Esmérense en usarla.
Y no me vengan con que esto es un blog y en un blog no se pueden oler las cosas. Basta un poquito de imaginación.
Ahora me voy porque me llama la voz de la conciencia: he olido la presencia de un pajarito picoteando el pasto y un gato merodeando por los alrededores del quincho.

miércoles, mayo 11, 2005

Vida de perros

Voy a contar mi vida. Pero ahora no.
Necesito un buen plato de arroz con carne picada.