viernes, enero 25, 2008

Adiós a Pelucón

¿Qué tiene que ver un hamster con un perro?
A primera vista, nada.
Pero sólo a primera vista.
Si uno piensa mucho mucho mucho puede encontrar algunas semejanzas.
A Pelucón le gustaba comer (obvio).
A Pelucón le gustaba que lo mimen (más que obvio).
A Pelucón le gustaba un sillón color mandarina (y a qué perro no le gusta echarse una siestaza en el sillón del dueño, eh).
Era un ser chiquito capaz de meterse en los rincones más extraños de la casa.
Era un ser chiquito capaz de despertar un amor gigante en los humanos.

Murió Pelucón, el hamster más apuesto del mundo. Desde este humilde blog le deseamos un buen viaje a su cielo hamsteril.

jueves, enero 24, 2008

domingo, enero 13, 2008

Presentación en sociedad

Amigos, con ustedes, Momy.
Estuve mirando su blog y descubrí que cuando me pelan parezco un boxer chiquito.
¡Qué cosa!
En fin.
Bienvenido, Momy, al mundo blogger.

martes, enero 08, 2008

Dueños en falta

Aquí estoy, muchachos. ¡Sobreviví!
Vivito y coleando. Morfando de nuevo como un descosido. "Pancho aspiradora", me dicen ahora. Tengo todos los pelos en su lugar. ¡Y largos! Me está creciendo la melena de leoncito que tanto me gusta pero que me da calorrrrr. Mis dueños, bien gracias, unos desalmados totales. Se van de viaje, me dejan solo, por ende, me estreso y quiero llorar pero como no me sale y no tengo psicólogo me agarra demodexia y el ciclo recomienza. Alguien dijo que somatizo las cosas. Pero che, vamos, que no lo hago propósito. Ustedes, que me dejaron solo con el Rossi más chico que se vino de mala gana a cuidarme porque fue el único que se quedó por esta semana, son los culpables de mi abandono. Ese hermano tuyo, Florcita, que viene con olor a gato impregnado en toda su ropa. ¡Qué asco! ¡Olor a gato! Luchito, bañate, perfumate, sacate el olor de ese gato horrendo que metiste en tu departamento. ¡Desgraciado! Ese Felipe ya me las va a pagar. Por lo pronto, lo primero que hago cuando Luchito llega es lambetearlo por todos lados. No lo hago porque lo quiero (si es un maldito traidor...) sino tan sólo para declararle la guerra a Felipe. Lo lleno de besos y después me restriego contra su ropa y le dejo todos mis "bellos" pelos color caoba. ¡Tomá, Felipe! ¡Para que tengas! ¡A que no te esperabas un dueño con olor a Pancho! ¡Ja!
Lo único que me consuela es que mientras Luchito está aquí dándome agua fresca, comida y sacándome al parque, Felipe está solo en el departamento de Palermo extrañándolo.
O sea, sufre igual que yo.