jueves, junio 29, 2006

Tristeando...


Hoy estoy triste. Más triste que un perro, dicen. Qué se yo si será cierto pero esta tristeza perruna es lo más triste que hay. Y eso que hoy salió un solcito que ni les cuento. Mejor que les cuente el Nano que como anduvo contando de las lluvias que tuvimos... mejor que ahora cuente de este solcito de invierno. Porque lo que es a mí este sol no me hace nada de nada.
Estoy triste y cuando ando triste me gusta que llueva. Para estos casos no hay como mirarse en el estanque y sacarse la lengua de tan triste que se siente uno.

martes, junio 27, 2006

¡A comeeeeeer!

¿No les da ganas de probar?
Nano en uno de sus comentarios me preguntó qué comía.
Pues siempre me las arreglaba para que me cayera un trocito de lo que estaban comiendo mis dueños.
En Roma: pizzas y pastas a la romana.
En Firenze: fiambres, salame de la Toscana y queso de búfalo, ¡no hay como eso!
En Venezia: bichos raros con consistencia blanduzca, no me pregunten qué era eso ¡pero era rico!
En París: ommelettes de quesos varios.
Y así.

viernes, junio 23, 2006

La loba Luperca


Claro que Roma tiene algo de nosotros.
Sangre de loba, dicen por ahí.
Pero que quieren que les diga, yo lo de la loba no me lo creo. Dicen que Roma fue fundada por Rómulo y Remo, dos hermanos que sobrevivieron gracias a la leche de la loba Luperca.
Les cuento como fue la historia. Resulta que Rea Silvia, hija de Amulio, hermano de Numitor había sido obligada a rendirle culto a Vesta. Numitor había expulsado a Amulio del trono para quedarse con todo el poder. Al obligar a la hija de Amulio a convertirse en Vestal, Numitor se aseguraba de que Rea Silvia no tuviera hijos (las Vestales debían ser vírgenes y consagrarse a la Diosa Vesta por el resto de sus vidas). Pero le salió mal porque Rea Silvia fue fecundada por el dios Marte y tuvo dos gemelos: Rómulo y Remo. Esto provocó la furia de Numitor que obligó a la madre a abandonarlos. Y ahí está el mito de la canasta con los dos niños abandonados y la loba que los encuentra y en vez de comérselos les da leche.
Pero digo yo....¿no habrá sido una perra?
Para mí que era una perra y no una loba. Una loba se los hubiera comido, no me jodan.
Seguro que era una perra, una collie para ser más exactos.
Porque, vamos, las perras pastoras, son lo más maternal que hay, ¿o no?
Malena, por ejemplo, era una perra collie y le dio de mamar a una gata en vez de sacarla a patadas de la casa.
Entonces yo pregunto...¿somos algo de los lobos?
Lo que se dice yo...ni un poquitito de lobo pero quizás alguno de ustedes me pueda decir.

jueves, junio 22, 2006

Un cacho de cultura


¡Eso es!
Como bien dijo el Verdi para arbolitos tengo mi jardín. Y como bien dijo Spooky, menos mal que no todos los humanos se avienen a esas leyes tan estúpidas como las de la alcadesa, eh.
¡Así que a no quejarse!
Pero ¿a qué vine yo a Europa, entonces?
No señor, no fue por un cacho de cultura, muchachos, que para eso están mis dueños con los mapas, los itinerarios, las guías y los museos.
Ni por los arbolitos que si era por eso iba muerto.
Fue por instruirme. Por querer ser un perro de mundo.
No contento con andar sólo por calles porteñas decidí averiguar qué era eso de andar por calles lejanas.
Y descubrí algo, che.
En todos los lugares donde habitan humanos hay calles.
Qué se yo, ya sé que no es un gran descubrimiento. Pero si hasta en Venezia que están arriba de agua ¡hay calles! ¡Y hasta tráfico tienen!
Claro que comencé a instruirme. Pero a instruirme en cuestiones callejeras porque de museos ni hablar. No hay nada mejor que los viajes para aprender como viven los colegas de otros mundos. Y así fue como descubrí que si bien los perros en Italia no tienen arbolitos pueden entrar a cenar en algunos restaurantes con sus dueños. ¡Y hasta les dan agua!
Fue el caso de Mona (léase Moná, pues era una perrita francesa).
Moná llegó junto a su flamante dueña y se ubicó en una mesita del café en la Piazza de la Signoria en la ciudad de Firenze.
Y digan que yo tenía unas nostalgias por mi Blanquita que sino...

martes, junio 20, 2006

De plazas


Esto de cruzar el oceáno Atlántico es como de ciencia ficción. Porque hasta con el cohete del Nano uno se daba cuenta. En el avión de los humanos, en cambio, es como estar dentro de una caja durante trece horas y luego, puf, uno ya está en otro continente. Yo me preguntaba si no era todo una gran invención de la aerolínea. Pero no. Llegamos a Italia nomás.
Les cuento algo horrible de Italia.
Pero horrible.
Las plazas, amigos míos.
¡Ni un arbolito!
Roma en el mapa aparece plagada de plazas. Uno mira el mapa y se pone contento. Y tironea de la correa. ¡Vamos a las plazas! ¡Vamos a las plazas! Claro que mis humanos querían también ver otras cosas como el Coliseo, el Palatino, la Capilla Sixtina. Y yo dale con las plazas que en italiano se dicen piazzas.
Hasta que me hicieron caso sólo porque en una de las piazzas hay una fuente muy importante que la había hecho un tipo llamado Bernini.
La piazza se llamaba Piazza Navona.
Sí, Navona.
Que se yo por qué le pusieron ese nombre. Ni los italianos saben qué significa.
Navona, nombre nabo si los hay, eh.
Y en esta bendita plaza ¡ni un arbustito donde mear!
Los romanos mucho mármol, mucho mármol pero ¿y los perros?

jueves, junio 15, 2006

Cambiando el hemisferio

¡Volví!
¡Aaaaaterricéeeee!
¡Ja!
¡Sí!
¡¡¡¡Guauuuuuuuuuu!!!!
¡¡¡Qué dolor de oídossssssssssssssss!!!
Sólo espero llegar a casa y mear en mi arbolito preferido.
Y que me den de comer.
Y que me hagan mimitos.
Y que me tapen con la mantita.
Porque amigos míos....¡¡¡¡aquí en la Argentina está por empezar el invierno!!!!

sábado, junio 10, 2006

Al fin Fiona...

Como nat, la chica esta que vive acá anduvo trabajando como loca en la computadora, y cuando se va la deja apagada, recién hoy, que está enferma en cama y dejó la compu prendida, puedo presentarme finalmente, y gracias a mi amigo Pancho que vaya a saber por dónde anda ahora.
El asunto es que igual mucho para decir no tengo, y como nat se la pasa haciendo listas, lo único que se me ocurre por ahora es una lista (ilustrada) de los lugares a dónde me gusta meterme: