viernes, junio 22, 2007

¿celos, yo?

Las cosas van mejorando.
Yo sigo con mi pelo de invierno. Parece mentira pero estoy sanísimo. Ni una manchita en la piel, nada. Además como está creciendo se está enrulando y poniéndose más caoba. En fin, que las cosas aquí están tranquilas y con mucha carne del asado del otro día en la barriga se puede escribir mejor.
Me agarra sueño, modorra y no quiero moverme más de lo necesario. Mi dueña cada vez que viene trae una bolsita con esos palitos de colores que son ricos ricos y yo me los voy comiendo de a poquito, masticando como puedo con estos dientitos de porquería que tengo. Dicen por ahí que mi dueña anda buscando un perro para su casa nueva. Parece que no me aclimato allí. Dicen que me pongo a llorar, que pataleo, que no reconozco el lugar, que no me pueden dejar solo porque me angustio. Qué se yo. Tienen un poco de razón. La verdad es que es raro. Es como si yo no tuviera dueño. Es como si ellos fueran míos, qué tanto. Yo soy dueño de mí mismo y de esta casa. No me saquen de mi casa. Podrán llevarme de visita a otros lugares pero mi casa será siempre y por siempre la casa de Olivos.