miércoles, marzo 21, 2007

De visita

Después de caminar ocho cuadras reglamentarias nos detuvimos ante una reja negra. Para mi asombro, ella sacó una llave y abrió la puerta. Entramos.
Eso me pareció muy extraño. Las veces que entramos a otro lugar que no sea la casa de los Rossi es la veterinaria.
Pero este lugar no era la veterinaria.
Una vez adentro me llevó directo a un jardincito. Allí me soltó la correa y buscó un jarro con agua para darme pero yo estaba tan excitado que no tomé ni una gota.
Al rato salió el Despeinado. Yo pensé, esto tiene gato encerrado.
Palmo a palmo, me dediqué a husmear todos los rincones del jardín. Todo tenía olor nuevo. A gatos, lagartijas, caracoles.
Pero ni rastros de mi olor.
¿Dónde corno estaba?
Hasta que me abrió la puerta de la cocina y pude entrar a la casa. El olor de ella me pegó en pleno rostro. Y ahí me dijo:

-¡Pancho!¡Estás en mi casa!

Y recién ahí me tranquilicé y pude tomar agua.
Una vez calmada la sed me dediqué a imprimir mi olor por todos los rincones.
No vaya a ser que.

viernes, marzo 09, 2007

Panza llena de algo raro

Los grillos cantan: cric -cric cric- cric.
Y yo me duermo en esta noche de marzo lluvioso. Estoy tan cansado, tan exhausto.
Los Rossi se fueron de vacaciones y ella viene a darme de comer, a mimarme, a llenarme de besos y paseos.
Anoche se había acabado la carne picada y se fue de raje a comprar algo para que yo comiera. ¡¡¡Y no va que esta hija de su madre me compra una lata de pollo para gatos!!!

¿¿¿¡¡¡Es que acaso yo soy un gato!!!???

Bueh, la comida no estaba nada mal. Estos felinos saben pasarla bien, muchachos.