martes, diciembre 27, 2005

Navidad con chivo

¿Vieron que hay perros que se ponen muy mal cuando la gente tira petardos y fuegos artificiales por las fiestas? No es que yo sea valiente pero a mí no me pasa nada. Pero nada de nada. Ni me inmuto. Es raro porque al menor ruido siempre salgo disparado a ladrar y a hacer barullo. Pero no, con estos bombazos que tiran acá...no sé, los ignoro. Y ojo, eh, ¡que no estoy sordo!

Ya les mostraré fotos del domingo en familia pero antes le paso un chivo ("chivo" significa propaganda para los amigos lectores de otras latitudes) y los que puedan este jueves vayan a ver esto.

martes, diciembre 20, 2005

No es lo mismo

Hace mucho que no escribo. Anduve algo solitario pues mis Rossi han estado muy viajeros. Es cierto que se han turnado para cuidarme y no dejarme solo pero aún así no es lo mismo que cuando están todos juntos. Porque cuando están los cinco (sí, con el despeinado también) la casa se inunda de ruidos y aplausos. Los Rossi cuando se ríen son increíblemente ruidosos. La cocina se transforma en una cantina de las risas pues ellos de la emoción llegan a golpear la mesa con la palma. El despeinado se ríe bajito pero ya no se asombra de estos estallidos emocionales.
Yo me sonrío con esta bocaza enorme que tengo y me lamo la nariz cuando los escucho parlotear como loros.
No es lo mismo cuando están de a uno.
No es lo mismo.
Sépanlo.

jueves, diciembre 08, 2005

Y llegó el día, nomás

El día para un perro comienza antes que para cualquier humano. Un rayito de sol, una gotita de lluvia, un ruidito y ya estamos con las orejas atentas. Un buen perro nunca duerme a pata suelta aunque esa sea la postura que adopte para su descanso nocturno.
Mi día de llegada comenzó con el primer trueno de la madrugada. La lluvia se ve muy poética detrás de los cristales de esta casa de modo que me acomodé frente a la puertita que da al fondo y me dejé arruyar por el canto del agua. Y así comenzó el gran día. Con una de esas lluvias que lavan la tierra, el alma y las penas. ¿Verdad Nano que esta lluviecita lava tus penas? También pienso que si Brocco quiere venir no va a tener problemas pues tendrá mucha agua para beber (ya que es un vegetal).
Y así es como empezaron a desfilar los recuerdos: Papá Rossi pasándome trocitos de jamón por abajo de la mesa, la dulce respiración de Mamá Rossi cuando duerme y yo estoy abajo de su cama, la concentración de Lucho cuando trabaja en su computadora y yo estoy abajo de su escritorio, las caricitas de Flor cuando se acuesta conmigo en el pasto y me hace rodar como un tronquito, la pelotita que me tira el Despeinado. Es que en estos seis años pasamos muchas buenas cosas.
De las otras mejor ni esforzarse en escribirlas, ¿verdad?
Y ahora, si me disculpan, tengo dos cosas que hacer: terminar de roer este huesito y prepararme para recibir a los invitados. ¡El Verdi y el Nano vendrán por unos mates espumositos y medialunas de la Vicente López! Después, Camilita parece que nos traerá algún postre mexicano para probar entre todos (esta chica es mi perdición). Blas parece que está de viaje así que desde aquí le enviamos un saludo perruno y le agradecemos su mensajito. Angela, si querés te sentamos a la mesa con los Rossi, seguro que mi dueña te va a dar charla (y lo mismo la bípeda de Verdi, si es que Verdi la quiere traer). ¡Las Minis! ¡Vénganse nomás, muchachas! Pero, cuidado, ustedes arriba del árbol, no sea cosa que alguno de nosotros tenga el espíritu canino demasiado exacerbado (yo lo tengo, desafortunadamente) y la fiesta termine mal. Aunque a Totxu parece que los gatitos le gustan y juega con ellos todo el tiempo.
Así que ya saben, todos los que quieran pueden darse una vueltita y allí estaremos, a la sombra del pino haciendo un gran picnic. ¡Y no hay excusas que hoy es feriado y ahora sí que ha salido el sol!
Aquí les dejo el mapita para que no se pierdan.



Y ahora me voy a seguir masticando mi huesito, jeje.


lunes, diciembre 05, 2005

Día de llegada

Nadie sabe el día en que nací. Pude haber nacido en cuna de oro. Pude haber tenido ocho hermanitos y una madre querendona. Pude haber sido regalo de una cigüeña. Pero fui víctima de un abandono, extravío o vaya saber qué cataclismo del destino. Lo cierto es que los perritos de la calle no tenemos fecha de cumpleaños. Lo que sí tenemos es "fecha de llegada". ¡Claro! ¿O qué se pensaban? ¿Que no íbamos a festejar?
El "día de llegada" es el bendito día en que llegás a la casa de tus dueños, los que elegiste o te eligieron. El día en que ya no hace falta pensar en defenderse, procurarse comida o buscar un lugar para dormir.
El día en que el amor le hace burla a la soledad y el mundo hostil se transforma en un lugar alegre.
Y ese día es como volver a nacer.
Yo llegué a la casa de mis Rossi un 8 de diciembre de 1999.
Hace seis años. Hasta tengo algunas canas en la barba que demuestran el paso del tiempo.
Mis amigos, yo no tengo día de cumpleaños pero tengo "día de llegada".
Y es este 8 de diciembre.

viernes, diciembre 02, 2005

El mate (porque preguntaron)

Yo soy un perro chino pero igual tomo mate.
Y sí, qué se le va hacer. Si en este país nadie es de acá. Todos somos y no somos. O, bueno, quedan algunos -muy pocos- de los primeros habitantes pero en Buenos Aires es difícil de encontrarlos porque los mataron a todos.
Esta tierra es una mezcla de destinos bastante sangrientos. Un barco de aquí, otro barco de allá, una carreta, un malón de indios y ¡zaz!, se formó la familia argentina.
A mí, por ejemplo, que me trajeron de las tierras de Lao Tse y Confucio, todo esto de las mezclas me hace sentir menos extranjero y más argentino. Pero, argentinos míos, tráguense una vez más el orgullo, el ego, el yo y el super yo, ya que si nos ponemos verdaderamente estrictos en los antecedentes históricos de esta verde bebida, hay que aceptar que el gran impulso del mate lo llevaron a cabo los jesuitas en el siglo XVI. Si bien el mate ya existía -los guaraníes lo llamaban mati- fueron los jesuitas quienes inventaron la famosa bombilla -los guaraníes, en cambio, usaban una caña delgada que llamaban "tacuapí"- y practicaron el cultivo de la yerba mate.

Sepan, mis queridos colegas, que los gauchos de estas tierras vivían a mate y a asado (sí, mis queridos colegas, asadoooo todos los días, hiiiuupiiii), combinación perfecta para las largas horas de cabalgata. Aún hoy, el mate es la infusión vital para empezar el día. Es la bebida indispensable para aguantar horas de estudio, jornadas intensas de trabajo, noches en vela, disfrutar con amigos un buen momento y hasta hacer una parada en las escalinatas de cualquier museo, plaza, playa (¿no vieron nunca a los argentinos en las escalinatas del Louvre tomando mate?).

Para cebar un verdadero mate hace falta algo más que yerba, un recipiente, bombilla y agua caliente. La temperatura del agua es fundamental pues de ella dependen los diferentes matices y el sabor. Un mate bien cebado tiene que estar caliente (pero, ¡ojito!, que no queme la lengua), espumoso, y su sabor debe ser intenso aunque nunca ácido. El agua nunca debe estar hervida pues, de lo contrario, no le permitirá a la yerba soltar todo su sabor y el mate se "lavará" rápidamente. Hay que "cansar" a la yerba, ¿me entienden?, sacarle hasta el último suspiro de sabor. Fíjense que el arte de cebar guarda tantos secretos que antiguamente en las casas había sirvientas -cebadoras especiales- que se ocupaban únicamente de cebar el mate. Los Rossi, la verdad, son medio un desastre para cebar pero bueh. En cambio, hay que admitir que el Despeinado es un capo total. Sus mates siempre salen espumosos y calentitos. Un regalo para el corazón, la verdad.

Por suerte, siempre hay para todos los gustos. Hay quienes gustan de tomar el mate amargo y otros dulce. A veces lo perfuman con cascaritas de naranja, un granito de café o canela y miel. Mis Rossi lo perfuman con hojitas de cedrón (una plantita que crece en el fondo del jardín), menta peperina y burrito (otras hierbas). Lástima que le ponen edulcorante (¡¡puaj!!) y, entonces, mi dueña -que detesta el edulcorante-, los reta. Por eso en esta casa siempre hay dos o tres mates funcionando (pa' todos los gustos, ¿no les dije?).

Dicen por estas tierras que el mate tiene un lenguaje y encierra palabras que expresan sentimientos. Por eso si alguna vez te dan un mate lavado es señal de indiferencia. Si te lo dan frío, peor, ¡te desprecian! En cambio, si el mate es dulce y espumoso significa amistad y cariño. El mate con canela, jejeje, envía un mensaje de interés. El mate amargo, en cambio, significa fuerza y coraje . Si una mujer le ofrece un mate dulce a un hombre es señal de amor. El mate con café implica que una ofensa ha sido perdonada y si tiene cascaritas de naranja te están diciendo "¡vení a buscarme!".

Ah, eso sí, el primer mate, es el "mate de los tontos". Nunca se debe ofrecer el primer mate pues suele salir un poquito frío. Un buen cebador de mates debe probar siempre el mate que está ofreciendo.

Bueno, mis amigos, los dejo por ahora con una foto del Despeinado cebando un mate.
A ver si la próxima nos reciben al Nano y a mí con un buen mate europeo.