viernes, septiembre 30, 2005

Guauuuuu

¡Hey!
¿Vieron esto?
¡¡Somos mediáticos!!

domingo, septiembre 25, 2005

El festín

Papá Rossi está de viaje. Eso significa que ya no estoy hecho un tonelcito. Ya no tengo quien me dé galletitas ni bocaditos de su propio plato por debajo de la mesa. Ahora me dan sólo esos palitos que están hechos de no se qué pero que me han creado una adicción inexplicable. Pero sucedió una buena: se acabó el arroz y eso significa... ¡¡doble ración de carne para hoy!!

jueves, septiembre 22, 2005

Altos

Lucho es el Rossi más chico.
Cuando Lucho se levanta a la mañana casi nunca me registra. Yo soy como una alfombra. Pero no es con mala intención. A veces del sueño que tiene, confunde a su madre con una lámpara de pie.
Tampoco "eso" es con mala intención.
Nosotros nos entendemos. Un gruñido suyo equivale a un "buen día". De modo que la mañana de los Rossi se llena de gruñidos y bufidos mezclados con bostezos y la pavita del mate hirviendo en el fuego. Me abre la puerta y ahí salgo yo a hacer mis necesidades y a corretear un rato por el jardín. El problema es cuando tengo que volver a entrar pues nunca se acuerda de dejar la puerta abierta y yo soy un poco chiquito para darme maña y abrirla por mí mismo.
Mamá Rossi -que es chiquita también- se queja de que el mundo es de los altos. Siempre le duelen la cintura y los brazos.
Yo la entiendo. La miro con mi único ojo resignado y le perdono cada vez que me pisa cuando paso cerca suyo.
Ya lo dijo ella: el mundo es de lo altos.

martes, septiembre 13, 2005

Para Buffy y Verdi

Ya va siendo hora de que aclare mi situación familiar porque ya esto es una ensalada que ni yo mismo entiendo. En realidad yo soy un perro muy afortunado pues tengo varios dueños y todos ellos son los Rossi que son una familia única y muy singular. Cada integrante tiene una cualidad que me gusta y disfruto. Yo siempre hablo de "ella" porque fue "ella" junto con el Rossi más pequeño y el despeinado los que me abrieron la puerta de la casa Rossi. El despeinado no es un Rossi pero es como si lo fuera y vive con "ella" desde hace tres años en un departamentito minúsculo en Capital Federal "no apto para perros" (snif). Yo le digo despeinado porque aunque ponga gran empeño en peinarse nunca logra aplacar su eterna melena. Es un tipo simpático y mi dueña lo adora. Fue él quien me llevó en brazos a la clínica del veterinario hace cinco años, todo ensangrentado, sucio de brea y con el ojo colgando (¡ay!, lo dije, perdón). Ella se fue con él hace tres años y siempre dicen que van a llevarme con ellos pero yo ya no les creo. La verdad es que los entiendo. Esta casa es como un hotel cinco estrellas. Tengo todo lo que quiero y al instante. Mudarme al departamentito de Belgrano hubiera sido morirme: solo todo el día, encerrado entre cuatro paredes sin poder jugar con los gatos ni corretear a los pajaritos que vienen a bañarse al estanque. Sin hablar de los mimos de Mamá y Papá Rossi y esos bocaditos tan ricos que me pasan por abajo de la mesa. Y cuando me enfermo (que es algo bastante común en mí) es Mamá Rossi la que me da esa pastilla horrible envuelta en un pedazo de carne o de queso. Y yo me la como y le hago creer que me engañó aunque, claro, yo sé que la carne tiene un gusto raro. Y después está María que tampoco es una Rossi pero todos la quieren como si fuera de la familia. Y es María la que me baña con ese shampoo antipulgas y me seca con un secador de pelo que me hace cosquillitas en el cuello.
Pero lo que yo extraño de "ella" son esos cariñitos que me hace "como nadie" y tiene una manera de hablarme que impresiona pues ella y ningún otro ser humano sabe ladrar como sabemos hacerlo nosotros, los perros. Y a veces Mamá Rossi le dice que pare de ladrar así, que hable como un ser normal, pero ella le responde muy tranquila "no ves que estoy hablando con Pancho, che".
Yo creo que si ella tuviera una casa con espacio para mí me llevaría con ella. Aunque el despeinado diga que él quiere un labrador. Yo no seré labrador pero tengo estilo y ya lo dijo una lectora mía en este blog: mi ojo pirata me da un aire encantador.
Ya les hablaré mejor de cada integrante de la familia. Ahora me voy a jugar pues "ella" ha venido de visita con su despeinado y ya anda hablando a los gritos con Mamá Rossi y ayudando a preparar la cena. Nunca quiero perderme este momento pues siempre ligo algún bocadito de algo que están preparando en esa cocina.
¡Adiós, amigos!

Imposibles

El despeinado es un buen chico. Sólo que le gustaría que yo fuese un labrador. Y eso, mi amigos, es un imposible.

lunes, septiembre 12, 2005

Pequinegos

Tuvimos una charla el despeinado y yo. Entre largas cavilaciones me hizo entender algunos puntos que él "cree" importantes:
Primero: que él no es ningún despeinado (jejejeje, por favoooor).
Segundo: que él no ha raptado a mi dueña (¿Ah, no? ¡¡Madita guacha, vení a verme, entonces!!)
Tercera: que soy un pequinés de lo más egocéntrico (eeeeh, bueno).

¡Uf!, qué tipo insoportable.

De todas maneras, pensándolo bien, en la tercera tiene razón. La verdad es esa porque ¿en qué otra cosa me podría ocupar que valiera la pena?

miércoles, septiembre 07, 2005

Saudades

¿Qué hay que hacer para que vuelvas?
PARA MÍ QUE EL DESPEINADO LA RAPTÓ.
Si leés este blog, florcita, volvé pronto que te extraño.