jueves, mayo 12, 2005

Sentido de olfato

Aún no me he presentado.
En el mundo de ustedes eso está muy mal. Yo lo sé porque cada vez que alguien toca el timbre lo primero que le preguntan es el nombre. Para los humanos el nombre es fundamental pero eso a nosotros suele importarnos muy poco porque simplemente nos damos cuenta de las cosas con la nariz. Mi dueña, por ejemplo, es inconfundible por su olor a mandarinas aunque a veces se siente mitigado a causa del smog y la contaminación de esta ciudad. Si está triste puede derivar en un leve aroma a limón pero si está alegre el perfume explota en un torbellino de pan y azúcar con un leve toque a dulce de leche.

De todas maneras, a mí la naturaleza (¿la naturaleza o debería decir ustedes?) no me hizo muy agraciado en este sentido. Tengo la nariz tan chata que hasta puedo lamérmela con la lengua, cosa que a mis dueños les causa una profunda hilaridad cada vez que lo hago. A veces lo hago tan sólo para escuchar los comentarios que hacen al respecto.

No me he presentado, les decía y no creo que quiera hacerlo. Esperaré a que ustedes puedan, o bien, aprendan a "olerme" y reconocerme en estas palabras.
Usen la nariz.
Esmérense en usarla.
Y no me vengan con que esto es un blog y en un blog no se pueden oler las cosas. Basta un poquito de imaginación.
Ahora me voy porque me llama la voz de la conciencia: he olido la presencia de un pajarito picoteando el pasto y un gato merodeando por los alrededores del quincho.

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